Nos pasamos la vida llenando huecos, al igual que las abejas llenan sus panales de miel. Sin embargo, nosotros, no utilizamos miel para llenar esos espacios, sino palabras, unas veces endulzadas y otras no tanto. Nos pasamos el día tratando de llenar los silencios. Parece que no tuviésemos otra cosa mejor que hacer. Si no hablamos con alguien, escribimos; si no, leemos; o si no, pensamos. El caso es no dejar espacios en blanco. Es como si nuestra vida fuese una pantalla negra de ordenador y para hacerla funcionar tuviésemos que llenarla de toda clase de símbolos, cuyo significado se nos escapa a la mayoría y realmente ni siquiera nos interesan, pero sin cuya existencia no podemos vivir.
De igual modo pasamos el rato llenando nuestra existencia de cosas. Tenemos la absurda necesidad de realizar actividades en todo momento: leer, estudiar, ver una película, hablar (nuevamente, las palabras!), practicar deporte, convivir, enamorarnos... incluso cantar!! aunque nuestra voz sea tan horrible que consiga hacer llorar a las ranas, da igual, el caso es hacer algo. Creemos que si nos paramos, aunque sea por un instante; o mejor dicho, que si sentimos la necesidad de no hacer nada con nuestra vida, esta será un fracaso. Seremos unos maulas, unos seres sin sentido. Pero ¿cuál es el sinsentido?
Quizás el sinsentido sea pasarse la vida enredándose entre las ramas, sin llegar a lo que verdaderamente importa. Andar de allá para acá, sin preguntarse qué es lo que realmente queremos. Lo absurdo es hablar de tal modo que no consigamos que nadie nos entienda, tan sólo porque es "lo apropiado", en lugar de utilizar la sencillez y de ir al grano. Porque a veces toda esa disertación hace que te pierdas en los márgenes sin llegar al fondo. Es como ese barco que se dedica a la navegación de cabotaje, sin alejarse nunca de la costa, sin avanzar hacia la profundidad del mar.
Y al final, después de tanta especulación, la pregunta es: ¿cuál es la razón de nuestra vida? ¿qué es lo esencial? ¿es realmente importante detenerse a pensar en "el quid del asunto"? es más, ¿es posible encontrar aquello que de verdad nos llena, que consigue hacer rebosar el panal de nuestra vida? Como la aguja en un pajar, esa que deslumbra entre las demás pajas y a la vez se esconde entre ellas, cuyo descubrimiento nos llenará de emoción, porque nos ha costado esfuerzo, porque suponía la culminación de nuestro objetivo. Y sin embargo, ¿realmente merece la pena dedicarse a buscar esa aguja? que quizás no sea más que el argumento descabellado de una frase hecha. ¿No sería mejor tumbarse encima de la paja y dedicarse a disertar?
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