viernes, 16 de diciembre de 2011

Aires de otoño

Dear autumn, haunted season, home of sorceress and ghosts,
Order leaves to fly and turn the fear into dreams and hopes”


     Dicen que el otoño es la estación de la melancolía, cuando el mundo cambia el amarillo, la alegría, la felicidad, y se viste de un marrón amargo, decaído. El soleado día veraniego se transforma en uno nublado y apagado, nos enfundamos las botas en lugar de las alegres sandalias. Las calles se vacían... Sin embargo, las casas se llenan. 

      Es la estación de la familia, cuando los abuelos cuentan historias junto al fuego y los nietos se sientan a escuchar. Es el momento de las castañas asadas y de los churros para desayunar. De las pelis de terror protegidos con una manta y en buena compañía.

      Es el tiempo en que las hojas se caen y el viento levanta las faldas. El tiempo de bailar bajo la lluvia y regalar besos mojados. Es el momento de emocionarse y de sentir, porque el viento borra lo pasado, se lleva esas noches de verano y esos días en la playa, cosas que no podemos evitar echar de menos, que añoramos con todo el alma y hacen aflorar lágrimas en nuestra mirada. Pero a la vez trae nuevos aires, aires dulces, aires de esperanza, aires que te envuelven, te seducen y susurran en tu oído palabras de aliento.

       Y es que el otoño actúa como un espejo, como un lago oscuro en medio de la noche. Nos obliga a mirar nuestro reflejo, a ahondar más allá de la superficie y a descubrir quienes somos realmente. Sin concesiones, esperando que al mirar, en el fondo, encontremos esa llama que todos llevamos dentro. Esa llama que al encenderla, nos alumbre nuevos caminos y nos caliente el corazón.




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