viernes, 27 de abril de 2012

¿Lo sientes?


¿Lo notas? Ese hormigueo que trepa por la espalda, se extiende por el cuerpo y se esfuma entre los dedos.  Aquello que te deja sin aliento y te obliga a aguantar la respiración. Ese instante en el que el tiempo desaparece…

Sí, exacto, inspiración. Algo tan escaso y quizás tan sobrevalorado. O puede que no.

Busco entre las sábanas, en la tapa de un boli mordido por milésima vez, en las notas de una canción ya desgastada por el tiempo… y no encuentro nada, nada que de verdad merezca la pena. Porque aquello ya pasó.

Pero entonces apareces, para rescatarme de mi hastío. Con el sigilo que te caracteriza, sin fuegos artificiales ni parafernalias. De repente, en el silencio, te encuentro. En tu aliento descansa mi cuerpo. Es tu susurro el que guía mis manos. No sé ni siquiera hacia donde me llevas, como en un trance infinito te sigo a ciegas. ¿Cuál será el resultado? No lo sé, ni me importa. En el fondo, es sólo sugestión.


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